Dejar de consumir sustancias y abandonar la conducta problema, podrían significar el logro de una vida mejor; aquí aparece un nueva paradoja de la rehabilitación, puesto que normalmente el abandono de dichos comportamientos incrementan malestar, pese haber superado los síndromes de abstinencia.
Para entenderlo, podríamos decir que le hemos quitado algo muy importante para la regulación emocional de esta persona, por lo cual muchas vuelven a dichos comportamientos de una manera recurrente y sin motivos muy claros.
Conociendo ello, además de buscar la abstinencia o el cese de las conductas problema, es ir creando una “vida plena”, que valga la pena ser vivida, de acuerdo a los valores, metas y principios de la persona, hay que dedicar mucho tiempo a su desarrollo.
Una vida con mayor conciencia, disfrute y orientado hacia los valores de la persona, lo cual va a servir de motivación del cambio de aquellas conductas que interfieren la vida que deseamos lograr.